En los últimos años, el sistema Start-Stop se ha convertido en un equipamiento prácticamente estándar en la mayoría de coches modernos. Su función es simple: apagar el motor cuando el vehículo se detiene y encenderlo automáticamente al reanudar la marcha.
Aunque está diseñado para reducir consumo y emisiones, no todos los conductores están convencidos de sus beneficios, y existen varias razones para ello.
En este artículo repasamos 10 desventajas del sistema Start-Stop que conviene conocer antes de decidir si te resulta útil o no en tu día a día.
1. Mayor desgaste del motor de arranque
El Start-Stop implica que el motor de arranque trabaje muchas más veces que en un vehículo sin este sistema. Aunque los fabricantes refuerzan este componente, el uso intensivo puede traducirse en un desgaste acelerado a largo plazo, especialmente en conducción urbana.
2. Molestias en la conducción urbana
En situaciones con tráfico denso, glorietas o semáforos muy seguidos, el apagado constante del motor puede resultar incómodo. Algunos conductores sienten una conducción menos fluida o pequeños retrasos al arrancar de nuevo.
3. Sensación de menor rapidez al reincorporarse
Aunque el tiempo de reencendido es muy corto, puede percibirse una ligera demora al iniciar la marcha, especialmente en maniobras donde se requiere una reacción rápida, como cruces con mala visibilidad.
4. Desgaste adicional de la batería
Los sistemas Start-Stop requieren baterías específicas (EFB o AGM), más costosas que las convencionales. El número elevado de ciclos de arranque puede reducir su vida útil comparado con un uso normal.
5. Incremento del coste de mantenimiento
Tanto el motor de arranque como la batería tienen exigencias superiores. Esto puede traducirse en mantenimientos más caros, especialmente si hay que sustituir componentes adaptados al sistema.
6. Funcionamiento irregular en ciertas condiciones
7. Disminución del confort térmico
Al detenerse el motor, ciertos modelos reducen la potencia del aire acondicionado o calefacción. En verano o invierno, el habitáculo puede tardar más en mantener una temperatura agradable.
8. Posible interferencia en maniobras delicadas
En aparcamientos, rampas o maniobras que requieren precisión, el apagado del motor puede resultar incómodo o provocar una sensación de pérdida de control momentáneo.
9. Beneficio real limitado en algunos trayectos
En recorridos cortos o por carreteras rápidas, el Start-Stop apenas tiene oportunidad de actuar, por lo que el ahorro de combustible puede ser mínimo frente a las posibles molestias generadas.
10. Sensación de mayor vibración al reencender
Aunque los sistemas actuales son bastante suaves, algunos motores —especialmente los diésel— pueden generar una ligera vibración al arrancar, lo que resta refinamiento a la conducción.
Conclusión
El sistema Start-Stop es una tecnología diseñada con buena intención: reducir consumos y emisiones. Sin embargo, su funcionamiento no siempre encaja con las expectativas o necesidades de algunos conductores. Conocer sus desventajas te ayuda a valorar si realmente aporta beneficios en tu estilo de conducción y en las condiciones en las que usas tu vehículo.

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